Por fin se me cayó la puta careta. Sisi, ahora por fin entiendo lo pelotuda que soy cuando quiero, basta de autocompasión, basta de justificación estupidas para las cagadas que me mando. No voy a justificarme mas bajo la fingida e inconsciente debilidad que se que no tengo porque soy demasiado fuerte para seguir con algo así por que soy demasiado auto tirana como para seguir permitiéndomelo, si loco, soy terca, gruñona, orgullosa, fría, calculadora, solitaria. Sé que no suelo reconocer mis errores y detesto que otros los encuentren por mi. Si, soy toda una serpiente, pero no me importa una mierda, porque no soy perfecta, ni estoy cerca de serlo, pero realmente si lo pensas en frío ser perfecto es aburrido, no hay adrenalina en hacer siempre todo bien no hay experiencia en saberlo todo siempre, no hay diversión en la puta y monótona rutina de ser perfecto.
No hay nada de lo que quiero, porque ahora entiendo que me gusta sufrir, me gusta estar mal, me encanta estar equivocada y tener que volver a empezar. Me hace asquerosamente feliz saber que no todo es como quiero o como pienso. Amo saber que siento todas estas sensaciones en las mismas cantidades en las que siento alegría, satisfacción, alivio, amor y todas esas pelotudeces que me hacen sentir un poquito mas viva cada día cuando me levanto y pego un salto de mi cama y me hago mierda contra el suelo porque olvido que tengo una cama marinera. Estoy bien porque en algún momento estuve mal, y si ahora estoy mal no es para que todas esas personas que me odian se rían, porque cuando menos se lo esperen la serpiente les va a morder la nuca y va a hacerlos caer como ustedes lo hicieron alguna vez conmigo. Yo sé que no siempre voy a poder conmigo, soy meramente consiente de mi debilidad, se que soy incapaz de autoabastecerme constantemente, porque ahora digo “si, yo lo controlo” pero es una burda mentira porque se que hoy puedo ponerme una venda, pero mañana me voy a hacer mierda y no va a haber casualidad que me salve. No quiero más que se piensen que puedo sola, porque no es así, no sé como salir de los pozos en los que me meto, no se bajar de los árboles a los que me trepo. Quiero que siempre haya alguien ahí, para limitarme, que haya alguien ahí tentándome para mandarme una cagada, para poder crecer.
Quiero que este ese alguien siempre presente para que me diga “¿viste que yo te dije que no lo tenias que hacer?” si, porque además de ser un grandísimo fracaso soy masoquista y me gusta desafiar mis malditos limites para seguir avanzando hasta el final aunque en el medio haya cascotes y me tropiece, sé que a menos que me levante no voy a poder seguir. Y si tengo mucho de eso, poco de aquello y demasiado de mí. Entonces, al verme tan llena de mí me entiendo suficientemente insuficiente en todo sentido, porque sola no voy a poder amar, porque para eso lo tengo que encontrar a mi compañero. Porque para compartir las tengo a mis guardianas. Porque para sentir tranquilidad lo tengo a mi ángel. Porque para todas esas cosas que tengo y no tengo siempre lo voy tener a mi lalo. Por eso me entiendo y me desentiendo. Me aclaro y me oscurezco. Me enredo y me desenredo. Porque soy lo suficientemente insuficiente como para darme cuenta que es imposible seguir sola en esta masa esférica a la que llamamos mundo. Entonces me enorgullezco de ser tan insuficiente, porque es ahí donde radica todo lo exactamente necesario que el amor de la razón de mí día a día me da. Es ahí donde radica mi amor por todos aquellos que hacen de mi vida, un estado tan placentero. Es ahí donde hoy y siempre quiero estar. Donde me caigo, donde me estrolo contra el piso, donde soy tan humana como puedo, sí señoras y señores, quiero esta ahí donde lo único que puedo ser es ser yo.