Seamos brutalmente honestos, hay cosas que existen de verdad y cosas que nos conviene que existan para excusar algunas otras cosas que hacemos. Si me preguntan a mi, la bisexualidad no existe. Es una mentira de un homosexual no asumido para ir y venir entre ambos sexos porque no tiene lo que se necesita para asumirse y dejar de ser normal (y va en italic porque para mi la homosexualidad es tan normal como la heterosexualidad y sé que normal es un concepto demasiado subjetivo) ni tampoco quiere dejar de jugar con el sexo opuesto. Si me preguntan el bisexual se excita de solo pensar que puede tener un affaire con cuanta cosa se le cruce delante sea hombre, mujer o un potus.
Igualmente, no es la relativa existencia del bisexual lo que me motiva en este momento, hay algo más fuerte todavía que me tiene los dedos hipnotizados contra el teclado y es la burda frase de "te quiero". El te quiero es una de esas cosas que si a mi me vuelven a preguntar no existen. Querer es una posesión, es algo material. No se puede querer a una persona a menos que se la considere una mesa o un pato de cerámica. El término correcto, nos guste o no, es Te amo. Peeeeeeeeero, hoy Siglo XXI nos aterra darle ese poder sobre nosotros a alguien y por eso optamos por el incorrecto y mentiroso te quiero. Y me incluyo porque todavía lo que siento no está tan maduro como para poder gritarle a la cara que lo amo.
Otra cosa, el te amo no se desvaloriza por muchas veces que lo digas. No es como una computadora que con el paso de los años uno tiene que amortizar su valor. El te amo deja de valer cuando cae en los labios equivocados, cuando lo pronuncian personas que no lo sienten de verdad. El te amo es lo más sagrado que una persona puede decirle a otra y cada persona que lo recibe debería sentirse la más honrrada sobre la tierra de recibir algo así y preguntarse si merece tales palabras y darlo todo de sí para devolverlas a quien las dice sinceramente. Me cae como patada voladora en los ovarios las personas que por miedo no lo dicen, esas personas que se excusan en no desvalorizar una palabras porque simplemente no pueden ante todo lo que sienten. Esa gente cobarde me asquea.
Si no amas, no lo digas. Si amas, gritalo. Pero dejemos de escudarnos en excusas chatas y vacías que no nos llevan a ningún lado.
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