viernes, 25 de enero de 2013

Tengo ganas de mandarle un mensaje de texto que diga:

"¿Venís a dormir conmigo esta noche, pe? 
Te extraño muchísimo. 
Te amo, aunque seas un imbécil. 
Aunque sea una imbécil."

Sé que no va a responder, sé que no va a venir, sé que no lo voy a mandar. 

lunes, 21 de enero de 2013

Contrapunto -

Tú me gustas. 
No te amo. 
No quiero que te cases conmigo. 
No me vas a gustar para siempre. 
Simplemente me gustas. 
Así como me gusta ver el cielo. 
Podrías gustarme mucho tiempo. 
Podrías gustarme sólo hasta mañana.

Autor que desconozco. 

//

Todavía me gustas. 
Te amo, por supuesto. 
Claro que quiero que te cases conmigo.
Y seguramente me gustes para siempre. 
Simplemente me gustas.
Así como me gusta ver el cielo. 
Podrías gustarme toda la vida.
Aunque me gustaría que solo me gustes hasta mañana (para ya no seguir sufriendo)

Artt- 


Episodio I

La ruptura la había destrozado, claro que sí. Pero había sido para mejor para los dos, o al menos era ese el archivo que ella se había metido en la cabeza como para terminar con el duelo y seguir. Sus notas en la universidad se fueron para arriba, se postuló a una beca y se fue a estudiar a afuera una temporada larga. El regreso, un tiempo después, había sido mejor todavía. Buenos Aires la había recibido con un trabajo bien pago y dinámico. Las cosas no podían estar saliéndole mejor, pensó ella mientras caminaba por la ciudad, entaconada y vestida de oficina mientras iba saliendo del trabajo para encontrarse con esa nueva conquista de fin de semana que la había invitado a cenar. No era nada del otro mundo, no era nadie que le moviera el piso pero era una oportunidad que ella había decidido aprovechar. Y así iba cuando lo vio. 

En la vereda de enfrente, esa persona que tanto la había hecho llorar, que tanto la había hecho sufrir con su partida. A una calle de distancia y no la había visto ¿por qué? porque otra estaba entre sus brazos riéndose de no sabía que antes de besarlo. Se miraron, se encontraron otra vez y ella le dio la espalda. Sin siquiera pensar en lo que hacia empezó a andar, sintiendo como el sonido de sus tacones en la vereda le rompían el corazón, como él, otra vez. De repente todas las esperanzas se le volvieron a romper sin siquiera saber ella que las tenía, todas las noches en soledad le cayeron encima como un peso muerto. La ciudad se le volvió más fría e inmensa, ella no era más que una hormiga en la inmensidad. Se le rompió el corazón una vez más, otra vez era esa nena que lloraba sola en su cama cuando todos dormían y se preguntaba una y mil veces los por qué de todo eso. 

Ella no quería amarlo más, no quería que él siguiera teniendo ese poder sobre ella, quería enterrarlo una vez más, esa herida que había cicatrizado de repente sangraba una vez más y ella se ahogaba en esa sangre llena de sus recuerdos. El tiempo no había pasado, seguía siendo invierno, la distancia no había podido tampoco, el Atlántico había sido solo un charco. 

Eso era amor, de a uno, enfermo, incompleto, imperfecto, doloroso. Y no, eso no era amor, eso era ella, enferma, incompleta, imperfecta, herida. Todo eso cubierto bajo la fachada de buena alumna, mujer pragmática, empleada modelo. Ella era solo una relación más que fallaba. 

jueves, 17 de enero de 2013

El sol está en todas partes -

No se fue, nunca lo hizo. El sol no puede ser una persona por mucho que la ame, porque las personas siempre nos dejan, siempre se van, de alguna u otra manera lo hacen. Pero siempre se quedan también, y siguen viviendo incluso si no están. Nos dejan pero se quedan en las cosas, en los recuerdos, en las sensaciones, para que nunca las olvidemos, para que de alguna manera no los dejemos ir, porque no quieren irse. 

Nadie vive en invierno, porque incluso cuando pensamos que el sol se fue no es así, en realidad se trasladó, ahora está en otra cosa, en otra persona, pero lo tenemos que encontrar.  El sol es lo bueno en nosotros que ponemos en otras personas para pensar que no lo tenemos y que necesitamos encontrarlos. El sol está dentro de uno mismo, incompleto, esperando completarse. Son como esos dijes de amistad que están fragmentados. Si se entiende mejor, somos medio sol. La mitad que falta de verdad está en esa otra(s) persona(s) que amamos, se vayan o no. 

Ahora soy medio sol otra vez, pero sé donde tengo esos fragmentos que me faltan. Incluso los vicios pueden irse, pero el sol jamás se va, si los dejáramos irse nos extinguiríamos, nos moriríamos de pena y es algo que no podemos permitirnos, ni siquiera cuando perdemos ese sol nuestro.. 

Todos somos medio sol y tenemos que vivir con eso. 




Lo corto porque no siento estar siendo muy clara :/

domingo, 13 de enero de 2013

Y vivir el resto de nuestra vida, pero separados.

Then live the rest of our life, but not together. 

Había una vez una chica que encaraba su primer empleo fuera de la empresa familiar, había caído en un trabajo horrible, monótono y mal pago. Un trabajo que pensaba dejar incluso cuando era la mejor de su sector, un día en ese mismo trabajo ella conoció a un chico. El era muy diferente a ella, tanto en su historia de vida como en sus gustos pero eso no evitó que ambos dos se miraran y se gustaran. Antes de que pudieran darse cuenta y estaban juntos, compartían tiempo juntos, se escuchaban, se apoyaban y se retaban cuando era necesario. Se presentaron en sus familias, hicieron el amor, se enamoraron y empezaron a crecer juntos. Comenzaron a tener proyectos juntos, pretender una vida juntos, tener hijos, una casa. Los días se caían del calendario con una rapidez que a ellos no les importaba, estaban más allá del tiempo, eran infinitos. Él se enamoró de ella, pero ella no podía con eso, no podía contestarle de la misma manera. 

El tiempo seguía pasando, él la sostuvo mientras ella lloraba, fueron a pasar el día al Tigre, caminaron por la costanera. Ella lo retó cuando quiso dejar los estudios. Los dos caminaban de la mano, ambos consiguieron trabajo a la par de sus estudios. Llegó la primavera, ella se enamoró perdidamente de él. Su mundo había dejado de girar para centrarse en él. Ambos siguieron estudiando, ella dejó de trabajar. Los días se convirtieron en un año. Ella le organizó una cena de a dos para él. Hicieron el amor un montón de veces más. El la cuidaba de todos los males, incluso de su mal carácter. Ella a veces lloraba cuando se peleaban porque no le gustaba aquello. Los días seguían escurriéndose. Tenían momentos mejores y peores, las tensiones de sus vidas los agobiaban pero todo terminaba bien al estar juntos. Ella amaba hacerle cartitas y regalarle chocolatines, él se encargaba de hacer el almuerzo porque ella no era muy ducha en el tema. Escuchaban música juntos, miraban películas. Ella lo acompañaba cada vez que tenía que presentarse a bailar porque amaba verlo. 

Un día ella quedó embarazada. Treinta y cuatro días después, justo antes de contárselo a él lo perdió. Ella empezó a sentirse mal, como mujer, como madre, como la mujer de él. Las cosas se pusieron tensas de verdad, ella no podía acercarse a él y decirle como se sentía y mucho menos lo que había pasado. El se enojó por otras cosas y decidió terminar con ella, ella le contó lo que le pasó en un arranque de enojo. El se decepcionó de ella y se sintió traicionado. Ella intentó explicarle como se había sentido y como se sentía, él no quiso entenderla. Ellos se separaron de manera definitiva. El la acompañó un poco con el proceso médico de la pérdida y le dijo que hiciera su vida. 

Ella se enojó con él y también se decepcionó, ella empezó a llorar más seguido y a retomar viejos vicios. Ella no supo más de él, ni para bien ni para mal. Sus amigos le dijeron que no valía la perna esperar, que él no valía la pena. Ella sabe que no es así, que esto no le quita su valor a él, que está actuando mal pero que todos nos equivocamos, como ella en su momento. Ella se cansó de esperar la nada y comenzó a hacer su vida, con todo la tristeza que eso conllevaba. Un día él le dijo que la amaba, incluso después de un tiempo separados. Ella no quiere creerle porque sabe que incluso amándose no pueden estar juntos. Ambos retomaron el silencio. 

La vida que habían planeado juntos ahora tienen que vivirla, pero por separado.

sábado, 12 de enero de 2013

El amor se va, los amigos se van, el viejo vicio queda -

Es difícil mantener un personaje, más durante tanto tiempo, más tan difícil a uno mismo. El personaje es una careta segura que mantiene a todo el mundo conforme, a todo el mundo algo apartado. Artt es el personaje, la mujer fuerte, decidida y de carácter que no llora, que no tiene miedo de fracasar o de no agradar. Es casi egoísta con los demás, pero se tiene como prioridad y es feliz con ello, sabe como conseguir lo que quiere y tiene claro lo que necesita. No le cuesta ser feliz porque no teme serlo. Artt es admirable, es aguerrida, tiene una voz que se escucha y nunca se da por vencida. Es luz y pasión. Y cuando la careta se rompe detrás de ella estoy yo. Escondida, escudada. Soy la otra cara de Géminis, la que llora, la que no sabe como hacer las cosas. La que fracasa y está llena de miedo, la viciosa y herida, la que está llena de cicatrices. Soy la cara oscura de la luna, la que vive en servidumbre para los demás y que no es capaz de levantar la cabeza. La que está acomplejada, la que teme al rechazo y a la soledad. Soy la cara que se odia, la que no se soporta, la cara que no está conforme con nada de lo que hace. Al final del día soy sangre a solas y a oscuras. Vergüenza. Dolor. Miedo. 

Al final del día soy eso que el sol no quiere ver, eso a lo que el sol teme. Soy esa herida que sangra y late, que duele. Esa herida que me castiga por no haber podido aguantar, por no llegar a las expectativas, por no haber sabido como manejar las cosas. Me castigo porque nadie más va a hacerlo, porque nadie más parece interesado en hacerlo. Porque necesito sentir el rigor y ese dolor que se va apagando en la noche, que mancha las sábanas, que al día siguiente me hace sentir más vacía. Y eso es lo único que queda cuando el sol se va, cuando los amigos miran para otro lado, esa sensación de poder que da ese viejo amigo que regresa cuando no queda nadie. Poder sobre uno mismo, poder de lastimarse a uno mismo. Y es enfermo, pero no importa, ya nada importa porque encontraste paz, después de toda esa tormenta volvió por fin la paz que tanto necesitabas. Esa paz que sella con sangre nuevamente la careta del personaje. Esas cicatrices que te permiten volver a ser la persona que todos quieren que seas. De nuevo Artt. 

Y la ruleta rusa vuelve a girar y apuntar. 

martes, 8 de enero de 2013

Cuando el final feliz se rompe.

Es un ruido que no todos son capaces de escuchar y que por lo general se confunde con el de un vidrio grande que se rompe y se vuelve añicos pero no, no lo es. Ese ruido que uno escucha cuando se le rompen todas las esperanzas en la otra persona y se da cuenta de que terminaron definitivamente, no porque la otra persona no te hubiera dejado ya; sino porque ya no te quedan esperanzas de que el otro vuelva, ya no crees en ese 'más adelante' y queres tirar todo a la mierda. Pasan los minutos y vos seguís escuchando como ese 'y vivieron felices para siempre' se rompe, una y otra vez, se quiebra en tus oídos y no te deja ser. Al otro no le queda nada para vos y vos estás lleno de un montón de cosas para dar que te las vas a tener que meter en el culo, lisa y llanamente. Vos te decís, y te repetís hasta el cansancio que esto es una etapa, que si él no lo alimenta el amor muere tarde o temprano, que ya se te va a pasar y va a aparecer otra persona en tu vida que sea mejor y bla. Pero, ¿hasta donde crees en eso que decís? ¿hasta donde queres eso que decís? y te enojas, y te pones mal y le queres partir un matafuegos por la cabeza otra vez y lloras, y te decepcionas. Te decepcionas de él por irse y de vos por no haberle dado eso que lo hubiera echo quedarse para siempre a tu lado. Te preguntas una y mil veces qué falto, qué sobro , qué pudiste haber evitado. Maquinas y no paras de maquinar, alguna respuesta le tenes que encontrar a toda esa situación, al menos alguna que te deje lo suficientemente satisfecha como para salir adelante, pero no hay nada. 

El 'y vivieron felices por siempre' te sabe amargo, falso, inalcanzable. Te hace querer llorar, todavía más. Tenes ganas de putearlo y re putearlo, mandarlo al carajo y sin embargo no lo haces, los buenos recuerdos no te lo permiten. Entonces empezas con las típicas preguntas masoquistas que corresponden a la etapa enojada del estancamiento emocional del estilo, ¿para qué me enamoré de él? ¿por qué hizo todo esto si iba a dejarme? y así, y es peor, y deja más interrogantes, y el sabor es más amargo todavía, por supuesto. Para este entonces te sentís una idiota, eso de la intuición femenina te parece una mentira barata, porque de ser verdad vos tendrías que 'haberlo visto venir' y no fue así. Sentís que sos Woody siendo reemplazado por Buzz Lightyear. Tenes esa necesidad absurda de agarrar todos los pedacitos de tu final feliz y acomodarlos para remendarlos de alguna manera, arreglarlos para que vuelvan a encajar y el juego te permita una segunda vida y no, no la hay. Ahora tenes que buscarte otro video juego para poder seguir jugando incluso si no tenes ganas de eso ahora. En realidad sabes que no vas a frecuentar el asunto en un buen tiempo porque no queres volver a someterte a lo mismo, volver a pasar por todo eso para que al final quedes en el fondo de la caja de juguetes olvidado. 

Te repetís que es cuestión de tiempo para que te sientas mejor, que ya se te va a pasar, que vas a estar bien porque estás acostumbrada a arreglártelas sola y demás. El mismo discurso mentiroso que venís repitiendo desde hace más de un mes y no te lo tragas porque vos queres todo lo contrario, queres que él venga, que vuelva a vos, superar este bache en sus vidas y volver a estar juntos. Queres que entre los dos arreglen el 'y vivieron felices para siempre' pero la realidad es otra y no queres pensar siquiera en que él pueda volver porque eso es elevarte y mientras más alto vas más te va a doler el caerte (otra vez). Te toca ser racional y coherente, entender y poner el corazón en modo piloto y dejar al cerebro sacar todo el resto adelante. 

domingo, 6 de enero de 2013

La adicción al no saber -

De tantas cosas que perdí diría que sólo guardo lo que fue mágico tiempo que nació en Abril. Miradas tristes sobre mi se anidan y se hacen parte de mi ser y ahora siempre llueve por que estoy sin ti... 

Te pregunte lo que te pregunte no sabes, no tenes idea de nada. ¿Hace cuantos días que seguimos naufragando en este mar de no saber? Sé que parte de eso es mi culpa por permitírtelo, por dejarte entrar a que me pongas todo al revés y después dejarte ir sin obligarte a que me seas sincero por al menos una vez. ¿Hasta donde una persona no sabe y hasta donde no se quiere hacer cargo de eso que sabe? Es más fácil no saber, pasar por ignorante es una comodidad de este, nuestro siglo. Saber conlleva a una responsabilidad quizá demasiado pesada. Odio el vacío del no saber, esa laguna emocional que se te genera en el pecho cuando la otra persona 'no sabe' lo que siente por vos. Yo debería hacerme un favor y cortarte el rostro la próxima vez que intentes buscarme virtualmente en lugar de darme la cara y que nos veamos pero no lo hago ¿por qué? para bien o para mal yo sé porque hago lo que estoy haciendo, para mi el actuar sin saber no es una opción. Te lo permito porque soy débil, porque necesito de ese ratito en el que me buscas y hablamos, ese pedacito de normalidad que me da estar en verano cuando estás cerca en lugar de este invierno frío de tu ausencia. Me siento patética y enferma, pero no puedo evitarlo, temblar cuando te acercas, sentir los ojos llenos de lágrimas, enojarme porque te escudas tras una pantalla en lugar de hacerlo entre mis brazos. 

Estoy saliendo, 'haciendo mi vida', no me resulta necesario en algún punto. Diría, a riesgo de aumentar mis niveles de pateticidad, que me siento más cómoda abrazando un peluche que no dice nada de un tiempo que murió, poniéndome de pijama una alianza con un nombre que ya no existe, mirando fotos de personas que ya no conozco, que saliendo a conocer tipos que no me interesan, que intentan alcanzar mi atención en vano, porque no hago más que comparar; la manera de mirar, de pararse, de sonreír. Y nunca los ojos son tan profundos, siempre demasiado claros u oscuros, pero no chocolate. Siempre algo encorvados pero no erguidos y sonrisas falsas, auto suficientes que no me hacen temblar las piernas como una sonrisa dulce un poco torcida a la derecha. Siempre falta algo. Quisiera poder mandarte a la mierda, decirte que ya no te amo, que no me interesa si volves y que ni siquiera quiero que lo hagas. Que todo lo que vos me dejaste lo prendí fuego y que no hago más que hablar mierda de vos a quien se me cruce. Y todo eso sería una mentira. Estoy tan ciegamente aferrada a esa nada que dejaste que duele. Lo sé y en este mismo momento no quiero hacer otra cosa. 

Ahora te pregunto, ¿hasta donde no sabes si me amas o no? ¿hasta donde no me amas y no te dan las pelotas para decírmelo? ¿hasta donde me amas y por orgullo no te acercas a mi, a lo que eramos nosotros? ¿Qué hay debajo de ese enojo? Yo puedo asegurarte que muchas veces me enojo con todo esto, me enojo con vos y tu actitud pero también puedo decirte que debajo de todo ese enojo todavía te amo como cuando te fuiste y quizá un poco más tambien. Yo sé que no es fácil para vos todo esto tampoco, pero créeme que vos solo te lo estas haciendo difícil. Vos sabes donde está la respuesta de todo este problema, pero no queres venir a buscarla, no queres dar el brazo a torcer. ¿Hasta donde no me queres ver por enojo y hasta donde no me queres ver porque sabes que se pueden caer todas tus barreras? Decime si me equivoco, negame que ahora mismo te gustaría discutir un poco conmigo pero terminar de arreglar todo esto y volver a reírte de las cosas tontas que te hago, volver a despertarnos en nuestra cama, jugar a la play, hacer el amor, ir al cine, estar juntos...

Hasta creo que sería más fácil todo esto si me llamaras y me dijeras que no sentís más nada, que no queres volver a saber de mi nunca más. Y que si me decís eso ya no vuelvas, porque no voy a volver a recibirte si me mentís con eso. Si vos al menos supieras que no me amas el duelo sería más doloroso, pero más corto también. 

A veces tengo ganas de cagarme en Abril, de no esperar, de llamarte ahora mismo y decirte de vernos ya y si no queres verme tener la fuerza necesaria para mandarte al carajo y pasar página. No sabría decir si vas a volver en Abril, en Febrero o si no vas a volver jamás, en algún punto no quiero que me importe porque no quiero seguir atada a vos de esa manera, en algún punto quiero convencerme que yo tampoco quiero estar con vos en este momento, que lo mejor es estar separados, entonces me da mucho frío, me ataca de nuevo este invierno que dejaste que me dice que no todo esta perdido, que no todo termino, ese invierno que me da ganas de ponerme una bufanda y mandar todo a la mierda y seguir, con los pies enterrados en la nieve pero mantenerme en movimiento, no permitirte que sigas bajo mi piel, convencerme que por vos nada vale la pena, que no te mereces nada de todo esto. Más nieve, más de tu falta. Mientras más quiero convencerme de esto más grandes se evidencian los agujeros que dejaron en mi tu partida. Todos esos lugares donde tendría que tocar tu luz que ahora están congelados.

Vamos, mi sol, ¿hasta donde no sabes? ¿hasta donde no queres? ¿hasta donde vas a seguir con todo esto?. Dale pe, terminemos con este invierno que los días están lindos para salir a dar una vuelta.

miércoles, 2 de enero de 2013

Amar, dejar ir, resucitar.

Ya lo dije, ya lo dijeron un montón de veces antes, amar también es dejar ir. Sobre todo cuando te dicen 'Hace tu vida, chau' y vos te quedas masticando un 'Hijo de puta' pero no se lo decís, incluso cuando se lo merece porque sabes lo que le va a doler esas palabras de vos hacia él. Hoy decidí resucitar, si los demás no pueden entender que yo también soy humana y cometo errores, que yo también sufro y eso hace que tome malas decisiones, que necesito a veces romperme la cabeza contra la pared para entender las cosas, yo tengo que resucitar. No puedo confiar en Abril, porque sé que solo me traería más dolor y que es preferible dejarlo ser simplemente, los años se pasaron siempre rápido para mi y este no tiene por qué ser la excepción. Con todo el dolor del alma hoy deje algo atrás, creo que hoy lo dejé todo atrás. 

Voy a hacer mi vida, incluso si eso es avanzar sobre vidrio molido. Tengo un montón de certezas que me dejan tranquila, porque hice todo lo que pude, porque me equivoqué, porque entiendo ese error que cometí y estoy dispuesta a afrontar sus consecuencias, porque puedo ver más allá del rencor y el dolor. Incluso puedo ponerme en el lugar del otro cuando menos lo merece. Hasta podría volver a pasar por todo una vez más con tal de volver a hacer feliz al otro. Ya no creo en esperanzas, ni que Abril pueda traerme algo bueno, hasta pienso que Abril podría llegar a apagar esa llama que todavía arde dentro mío y que vela por alguien más. 

Me gustaría saber hasta donde quiere que haga mi vida, hasta donde quiere quedarse fuera y perderlo todo. Hasta donde es sano dejar que mande el orgullo y el rencor, ¿vale la pena perderlo todo por ello? Yo no me lo permitiría, no es mi naturaleza dejar de pelear, no es está en mi esencia perder sin luchar por algo. Si lucho por ese algo es porque sé que vale la pena, porque lo amo, con lo bueno y lo malo que soy. Que es mucho y que a su vez es muy poco. Es un viaje muy largo el que nos espera a todos y no siempre es una buena idea ceder el asiento, porque no se sabe hasta donde va a viajar el otro, quizá también tenga ganas de llegar hasta el final del recorrido y eso puede ser un problema, porque vos te vas a quedar parado el resto del viaje, incómodo, pero peor... solo. 

Hacer mi vida me va a llevar a buen puerto, ya amé, ya deje ir, ahora me toca resucitar y volver a encontrarme. Me va a llevar lágrimas, enojos, desilusiones pero al final, cuando llegue a destino voy a encontrar lo que busco. Una persona. Es todo lo que siempre quise en esta vida, una persona que me ame sinceramente, que entienda que soy mala pero que siempre entrego todo de mi sin esperar nada a cambio. Que soy celosa y sobre protectora pero que quiero hacer lo mejor por él. Soy de enojarme, soy de putear y re putear, quejona y perfeccionista. No me gusta sentirme sola, me hace muy mal, pero me hace peor no sentirme valorada o que lo que hago no le importa. Espero a esa persona, que pueda pelear contra viento y marea a mi lado, que entienda lo imperfecta que soy y lo bien intencionada que también soy. Que no quiero ser mala pero que no sé ser de otra manera muchas veces. Una persona que me ame y que no sea un príncipe, pero que si sea lo que yo necesito. 

Resucitar, con Abril a cuestas. Resucitar, habiendo dejado todo atrás.