lunes, 21 de enero de 2013

Episodio I

La ruptura la había destrozado, claro que sí. Pero había sido para mejor para los dos, o al menos era ese el archivo que ella se había metido en la cabeza como para terminar con el duelo y seguir. Sus notas en la universidad se fueron para arriba, se postuló a una beca y se fue a estudiar a afuera una temporada larga. El regreso, un tiempo después, había sido mejor todavía. Buenos Aires la había recibido con un trabajo bien pago y dinámico. Las cosas no podían estar saliéndole mejor, pensó ella mientras caminaba por la ciudad, entaconada y vestida de oficina mientras iba saliendo del trabajo para encontrarse con esa nueva conquista de fin de semana que la había invitado a cenar. No era nada del otro mundo, no era nadie que le moviera el piso pero era una oportunidad que ella había decidido aprovechar. Y así iba cuando lo vio. 

En la vereda de enfrente, esa persona que tanto la había hecho llorar, que tanto la había hecho sufrir con su partida. A una calle de distancia y no la había visto ¿por qué? porque otra estaba entre sus brazos riéndose de no sabía que antes de besarlo. Se miraron, se encontraron otra vez y ella le dio la espalda. Sin siquiera pensar en lo que hacia empezó a andar, sintiendo como el sonido de sus tacones en la vereda le rompían el corazón, como él, otra vez. De repente todas las esperanzas se le volvieron a romper sin siquiera saber ella que las tenía, todas las noches en soledad le cayeron encima como un peso muerto. La ciudad se le volvió más fría e inmensa, ella no era más que una hormiga en la inmensidad. Se le rompió el corazón una vez más, otra vez era esa nena que lloraba sola en su cama cuando todos dormían y se preguntaba una y mil veces los por qué de todo eso. 

Ella no quería amarlo más, no quería que él siguiera teniendo ese poder sobre ella, quería enterrarlo una vez más, esa herida que había cicatrizado de repente sangraba una vez más y ella se ahogaba en esa sangre llena de sus recuerdos. El tiempo no había pasado, seguía siendo invierno, la distancia no había podido tampoco, el Atlántico había sido solo un charco. 

Eso era amor, de a uno, enfermo, incompleto, imperfecto, doloroso. Y no, eso no era amor, eso era ella, enferma, incompleta, imperfecta, herida. Todo eso cubierto bajo la fachada de buena alumna, mujer pragmática, empleada modelo. Ella era solo una relación más que fallaba. 

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