sábado, 20 de noviembre de 2010

Solo encuentro en la oscuridad lo que me une con la ciudad de la furia

No saber que escribir me pone nerviosa, demasiado nerviosa. Y mucho más inquieta de lo que suelo ser también. Me hace sentir una abstinencia horrible, como si fuera una adicta sin su dosis de crack. Es una sensación horrenda. Y tanta necesidad hace que no pueda centrarme en otras cosas. Como si todo lo tuviera atascado en la garganta como un nudo que no me deja asimilar nada a mi alrededor. Cuando no puedo escribir todo -aboslutamente todo- pasa a un segundo plano. Desde la pareja al estudio, pasando por la comida, la lectura. Todo. Es como si algo en mi cabeza supiera que está mal. Y me preocupa, porque tengo que estudar, tengo cosas en las que poner la cabeza y no puedo, como ahora que estoy sentada frente a la computadora tratando de unir dos ideas de manera medianamente decente. Sé que estoy fracasando.

Y ya que estamos de quejas, hace una semana que no puedo dormir bien y que un dolor de cabeza inmundo me acosa cada dos por tres. Y me siento bastante más irascible que de costumbre. En fin, habrá que volver a probar suerte con Introducción a los sistemas jurídicos.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cuando el cielo llueve...

...tengo ganas de irme en lágrimas con él de la mano, para volver a casa. Necesito volver a casa. Estoy sola, mojada, asustada. No quiero estar donde el fracaso me golpea la espalda con tanta fuerza. Estoy demasiado cansada para seguir defendiéndome.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Insomniun delirium

No sé si será que llevo más de veinticuatro horas sin dormir y estoy perdiendo el poco raciocinio, o si será que se acercan las fiestas y eso me pone de buen humor. Quizá sea que a pesar de todas las que puedan pasarme todavía tengo motivos para sentirme dichosa y sonreír. Posiblemente sea porque llevo más de veinticuatro horas sin dormir porque nunca soy así de positiva. Es más, el positivismo exagerado de algunas persona me cae como patada voladora en los ovarios. Sea lo que sea puedo declararme feliz y tengo ganas de refregárselo a alguien en la cara, pero posiblemente no le caga bien a nadie que lo haga.

A la mierda.

¡SOY FELIZ! Hoy, acá mismo me declaro feliz. Con sueño, con ganas de tomarme otro café con leche, con mi novio lejos y con una carrera a cuestas que hace que me bloquee la mayoría de las veces que quiero escribir y que consume mi fortuna en tiempo al pedo.

Y sí, en algún momento voy a dormir. Cuando termine esto voy a ir a por una buena taza de café con leche. Porque en dos semanas exactas lo veo de nuevo y no veo la hora de que el tiempo corra de una vez. Porque si bien detesto la unversidad, es lo que tengo que hacer y sé que más adelante (futuro, siempre futuro) me va a servir y que cuando termine la cursada voy a tener mucho tiempo para mi de nuevo.

Ea for me que soy feliz hoy. Mañana posiblemente no lo sea, o quizá sea más feliz que hoy. Por suerte todavía no es mañana y no tengo que fijarme en eso.