domingo, 29 de agosto de 2010

Lágrimas negras para despedirte.

Uno siempre escucha la frase "con el tiempo te vas a acostumbrar" bien, es mentira. Porque (al menos en mi caso particular) siempre duele. Es más, creo que con cada lágrima negra que se me cae cada vez que él tiene que irse me duele más de lo que me dolió la última vez. Y eso, damas y caballeros se llama querer a alguien. Y nunca fue mi intención, yo estaba bien como estaba. Ya tenía el año planeado de enero a enero. Y entonces cambiaron todos mis planes de enero a enero, y para que negarlo... Estoy mejor. Vuelvo a lo mismo de hace dos minutos, duele verlo irse. Duele como la mierda tener que aguantarse las ganas de verlo un jueves y dormir juntos. Pero vale la pena esperar, vale la pena que el delineador se corra un poco de su lugar en cada despedida porque sé que tras ella hay una promesa de volver a vernos, de reírnos juntos, de hacer el amor. A veces los días se suceden con más rapidez, otros con una lentitud desesperante que hace que se te consuma hasta el último nervo. Para esos casos no hay amigas que alcancen ni chocolate que llene. Lo aseguro.

Son cosas que pasan, uno elige así. Con todos los defectos y virtudes que hay en el combo. Sino simplemente se acerca al libro de quejas y pide el cambio. Yo no puedo. Yo no quiero. Sé que no me satisfacería en absoluto el centro de atención al cliente. A mi me gusta el haberlo elegido, me mata que se vaya pero no cambiaría por nada cada una de nuestras bienvenidas. Definitivamente, es de no creer esto de querer a alguien.





Gracias.

jueves, 26 de agosto de 2010

Caminar, tomar aire y seguir caminando.

Hoy me quedé a tomar aire en casa. No hay facultad en la agenda hasta la noche. Una vez una amiga me dijo que cada cierto tiempo me iba a hacer bien tomarme un momento para mi, porque sino entre todas las cosas que hacia y que quería hacer iba a terminar largando todo al carajo. Hoy me levanté con ganas de estar un ratito más en la cama, hoy necesitaba un ratito más en la cama. Y me quedé. Me encanta todo lo que estudio y hago pero hoy necesitaba no hacerlo, quedarme en donde me siento segura y lejos para tomar aire. Para ver que pasa afuera. Desde que empecé a estudiar en la facultad mi día se resumió a estar fuera de casa. De salir a primera hora y no volver hasta última. Y está bueno, al menos al principio, porque te ponés a quemar tiempo entre una actividad y la otra caminando, paseando, conociendo el lugar en donde estás. Hasta que te cansas y necesitas anclarte en algún buen lado a mirar la gente pasar. Ver que hacen, que no hacen nada más para no fijarte en lo que estás (o no estás) haciendo vos.

Hoy me levanté con ganas de escribir pero una vez que me senté en el pc ya no se me ocurrió nada. En realidad no es cosa de hoy, sino de hace algunos días. Hace días que tengo ganas de volver a atrás, de estar llena de papeles escritos y dibujados. De hacer paneles enormes con fotos, de que mi mamá se queje de que mi habitación está demasiado desordenada y de que es inhabitable. Pero no, los papeles y las fotos están guardados, los libros apilados y la habitación demasiado ordenada para ser mia. A veces me pregunto por qué todavía no me canso de que las cosas sean así, otras simplemente lo dejo pasar como hago con muchas cosas con las que después estallo más tarde.

En fin, hoy es el día perfecto para tomar aire. Para dejarse ser sin importar lo que los demás puedan llegar a murmurar. Definitivamente, hoy es el día perfecto para ser.