sábado, 7 de diciembre de 2013

A veces los leones mueren

También lo hacen las águilas, los zorros, las ballenas. Lo hacen los padres, los abuelos, los hermanos, en los peores casos los hijos. E incluso los tíos. No importa por qué, no importa cómo, pero todos terminamos al final del mismo túnel, tiempo más, tiempo menos todos volvemos a reencontrarnos y en eso confío. Lo bueno es que el cuerpo ya no te encierra, desaparecieron los límites y hoy sos libre. Tu alma está libre. Pero nosotros, imperfectos, vamos a extrañar el cuerpo y todo lo que representaba.

Nosotros, imperfectos, vamos a extrañar esa voz consejera y esperanzadora.
Nosotros, imperfectos, vamos a extrañar esa risa contagiosa y cómplice.
Nosotros, imperfectos, vamos a extrañar esa mirada pícara y a la vez sabia. 

Y a pesar de todo fue mejor así, que te fueras mientras aún eras a quien amamos y no cuando ya no te reconocieras. Que te fueras con la dignidad del león, siempre Rey hasta el final. 

Gracias por los consejos y los abrazos, gracias por los chistes y el mate. Gracias por las recetas de cocina y las charlas por teléfono. Gracias por El Principito y los libros chanchos. Gracias por darme el amor más incondicional y perenne de este mundo, la lectura. Sé que vas a estar conmigo en cada página, como lo estuviste en cada paso de mi vida. 

Por creer en mi, en mis líneas y mi guitarra. Por ser como una madre y una guía cuando me sentí sola y perdida. Por entenderme y no juzgar jamás. 

Yo, imperfecta, te voy a extrañar tía. 

viernes, 15 de noviembre de 2013

La condena a muerte -

Quisiera hablar de otros, de las personas que viven encadenados y en una eterna peregrinación hacia el abismo. Personas que viven encerradas y que se condenan a una relación que no sienten, una relación que 'no da para más' pero en la que siguen metidos esperando una guillotina que posiblemente nunca caiga fría sobre sus nucas. ¿Para qué? ¿Con qué fin? Una vez que la planta muere solo queda arrancarla, mantenerla en la maceta no sirve de nada. Acá nos pasa lo mismo, las parejas se resecan pero los hay que prefieren la infamia de condenarse a vivir una vida sin amor a salir de la jaula dorada en busca de lo que les hace falta, de lo que realmente necesitan. 

Jugar al marido modelo o a la novia devota no sirve, mucho menos cuando en lo más íntimo de tu mente estás deseando a alguien más. Me estás deseando. Y yo a vos, pero todas las noches dormimos en camas separadas, vos con tu mujer a la que no amas, yo sola. Ya me tocó el papel de cornuda, no voy a aceptar el de la otra. Ya lo dijo Marilyn una vez, 'No creo que ningún hombre valga tanto para tener dos mujeres, ni que una mujer valga tan poco para ser la segunda'. Y es verdad, vos queres el pan y la torta. Decís que es blanco o negro cuando estás parado en el gris más asqueroso esperando a que yo entre en un juego enfermo donde no puedo ser más que la gran perdedora.

¿Qué ganas vos? ¿qué gano yo? ¿qué ganamos nosotros? Nada. Entre nosotros no puede haber nada, entre nosotros solo está tu mujer y la relación podrida que te negas a tirar. No hay lugar para mí, es hora que lo entiendas y te resignes como yo lo hice.

No hubo intentos de mi parte, ni acercamientos. Ni siquiera hoy, con las ganas a flor de piel, los hay. Porque no corresponden, porque no deben ser. Entre nosotros hay un abismo con el nombre de tu mujer que yo no voy a saltar. Y que nos va a separar para siempre, porque vos no la vas a dejar, yo no soy ninguna tonta.

Acá muere el nosotros que nunca llegó a ser. 

jueves, 25 de julio de 2013

La vida que no es nuestra

Es curioso como la vida nos está vistiendo para que nos casemos con alguien más, para que le digamos 'sí, quiero' a otra persona. De la misma manera nos va a meter en la cama de otra persona, haciéndonos gemir un nombre que no nos causa placer y va a insistir hasta que tengamos hijos que no serán los nuestros. A los que le pongamos nombres que no son los que queríamos y sobre los que tanto nos costó ponernos de acuerdo. Tendremos trabajos de los que no hablaremos en cenas que no comeremos. Nos vamos a ir haciendo viejos muy despacito, cumpliendo sueños que no soñamos. Vamos a tener nietos que no tendrán nada que ver con nosotros y que nada saben sobre nosotros. Vamos a llorar la muerte de un amante que no conocíamos y finalmente vamos a morir nosotros también. Y así se nos va a ir la vida en vidas que no son las nuestras. Hasta siempre mi sol, nos vemos en la vida que viene, con algo de suerte y es la nuestra.

Jardines de malvones de 1990 -

Mi vecina María es una mujer grande, una abuela, a la que todos en el barrio conocemos porque su jardín es hermoso y colorido. Esta lleno de plantas vibrantes pero ya no ha malvones. Mis vecinas de al lado eran tres hermanas, también abuelas y ya difuntas, también tenían un jardín grande lleno de malvones, flores del pájaro, rosales y un jazmín. Nací y me crié en los '90, y los noventa estaban llenos de malvones, ahora no los veos, no sé donde están. Mi mamá nunca fue buena para la jardinería, nunca pudo cuidar más que un potus, en casa no había malvones. Parece una estupidez, pero los malvones son importantes, porque el dos mil se llevó todo de mi, los malvones, mi infancia y a mi abuelo. Hoy no veo malvones, no tengo a mi abuelo y tampoco soy una nena. 

Hay gente que dice que cada persona es una isla, como Bon Jovi, otros que dicen que la vida de cada uno es un jardín. Siempre fui amante de las rosas, todavía lo soy, pero los malvones son muy importantes, no lo puedo evitar, como si representaran lo que perdí, lo que voy perdiendo. En mi jardín tampoco hay malvones, hay rosas, jazmines, fresias, tengo belladonas, alegrías del hogar, azaleas, hay colores y esplendor en mi jardín y también hay un espacio vacío donde antes, supongo, había malvones. Y así como los malvones se fueron yo misma hice que los demás también se fueran, me quedé sola en mi jardín, trabajando para algo que jamás funcionaría, abrazando una ropita muy chiquita que no va a ser para nadie. Están quienes dicen que es en el jardín donde una persona esconde sus miserias, y creo firmemente en ello, ¿por qué no esconder el horror tras algo hermoso? La belleza de mi jardín esconde el dolor que solo conocen las raíces donde está enterrado todo lo que no pudo ser. 

Las raíces de mi jardín retienen entre sus brazos y se alimentan de todo eso que me prometieron, de las veces que me engañaron, de ese 'juntos por siempre'. Y se fortalece. Mi jardín se hace más fuerte comiendo de la basura, sobre esas ruinas de recuerdos rotos se levantará mi nuevo imperio para dejar al fénix volver a volar, hermoso, colorido, lleno de esplendor, como mi jardín, incluso si no hay malvones de 1990 en él. 

martes, 11 de junio de 2013

Toda la vida

Lo leí en facebook y me pareció no solamente excelente sino también totalmente en sintonia con como me siento por estos días...

'Toda la vida te pensaré.
Toda la vida te desearé.
Toda la vida te observaré.
Toda la vida te querré.
Toda la vida te amaré.
Toda mi vida sin ti.

-Ignis'

sábado, 1 de junio de 2013

Los lugares donde haces falta

Te extraño, en todos lados, en todo el cuerpo. En la mañana cuando amanezco sola, al mediodía cuando la comida es para uno solo. En la tarde cuando no hay nadie que me de conversación. En la noche, en las cenas solitarias reducidas a una taza de café e insomnio, en la cama que no me abraza como vos. Tengo un agujero tan grande en el pecho que siento que perdí identidad, y que soy más yo cuando era con vos de lo que soy ahora siendo sola. Ese agujero es todo lo que te llevaste, lo que me arrancaste, son todos los lugares donde me faltas, donde deberías estar y donde elegiste no estar. 

Y me siento perdida, tan perdida que no sé siquiera como continuar estas líneas, que tampoco son mías sino tuyas, son lo que quedan de nosotros: algo vacío y confuso que solo me duele a mi porque vos quedaste muy lejos. No sabes de estas líneas como no sabes de mi. 

Te extraño al punto de querer ir a buscarte, de verte por última vez y sin embargo sigo lejos, donde no puedas llegar. Y quiero irme todavía más lejos, empezar una nueva vida en otro lado, donde nada me recuerde a vos, donde nada lleve tu nombre o nuestros recuerdos. Quiero dejar esta piel que fue tuya en esta ciudad y partir, y no volver. Ser libre de vos, de lo que dejaste tirado antes de marcharte. 

Me gustaría no dejarte atrás, sino borrarte completamente de mi, como si nunca hubiera existido un nosotros, como si nunca nos hubiéramos cruzado en la vida y que ese vacío que me dejaste desaparezca completamente de mi. Mirarte y no sentir nada, que no duela, que no importe, que no seas nadie en mi vida. Perderte para siempre en el universo, perdernos para nunca volver, para no sufrir más por lo que no fue. 

Por favor, seamos desconocidos, seamos nunca más, seamos nada. Olvido eterno de nuestros días que hoy no me dejan ser y que me tienen estacada en un mismo lugar. Dame alas, dame olvido. 

martes, 28 de mayo de 2013

El día que deje de ser feliz -

Una vez mi mamá me dijo que no me veía feliz, que no era algo del momento sino que venía de tiempo atrás, no sabía cuando precisamente pero que de un tiempo largo acá ya no me veía como la persona que yo había sabido ser. Mi mamá es una mujer extremista y que suele decir cosas que no hacen mella en mi, pero me quedé con esa idea en algún rincón de mi cabeza sin siquiera saberlo y anoche lo entendí todo. Yo sola pude encontrar el punto donde dejé de ser feliz completamente y pasé de vivir a sobrevivir: el día que deje de escribir. Es una estupidez grande como la mansión Playboy a simple vista pero cada uno puede aplicarlo a si mismo como mejor le calce. Si uno es bailarín y ya no puede volver a bailar, que un fanático del deporte tenga que dejar de hacer el deporte que tan feliz lo hace, parece de verdad una tontería pero a largo plazo y lentamente nos mata por dentro sin que nos demos cuenta. 

Al no escribir se me llena la cabeza de ideas, de ensayos que quedan perdidos ahí, que no los materializo. Me sobrecargo de todo eso que es pero no es y sumado a los demás problemas que uno puede tener en su día a día resulta explosivo y nocivo, sin dudas. Son cosas que uno no entiende hasta que se le caen encima, como la manzana de Newton. Un día empecé a escribir de nuevo, al día siguiente seguí escribiendo y empecé a reírme de verdad, dejé de sentirme sola. En dos días había creado un abanico de personajes que me dejaban compartir su vida y que no me dejaban estar sola, que no me exigían, no me reclamaban, simplemente estaban ahí y solo me pedían que no los dejara otra vez. 

Todo lo que me faltaba fuera de mi me lo daban ellos de manera desinteresada, sin pedirme nada a cambio. Entendí que por muy abocada a la universidad que pudiera estar, o al trabajo o lo que fuera nunca iba a ser feliz, porque me faltaba una parte, me faltaba escribir y en medida más chica me faltaba dibujar, me faltaba ser quien realmente soy. Perdí mucho en el camino, pero estoy recuperando más en diferentes formas. 

Y volví a ser feliz, volví a escribir. 

miércoles, 22 de mayo de 2013

Episodio II

Desde la separación estaba rota por dentro, desalmada y cuando pensaba que nada más podía llenarle se encontró en otros brazos, brazos adultos, brazos maduros. Los últimos brazos que hubiera esperado que la abrigasen, brazos que tenían con los suyos una diferencia de edad que a otros hubieran asustado. Antes de que ella pudiera entender nada de lo que sucedía ya estaba trabajando en un buen lugar, su carrera universitaria había avanzado al punto de estar en la recta final y ella estaba embarazada, sí, su primer hijo estaba en camino y en menos de tres meses estaría entre sus brazos. De la nada y casi sin enterarse había construido un hogar junto a un hombre que llenaba sus días de magia. Todo lo sufrido anteriormente parecía un mal sueño difuso y lejano, algo que le contaron y no una experiencia personal. 

Una tarde cualquiera de Abril, la vida la encontraba caminando sola después de una visita a su obstetra en pleno microcentro. Un antojo manejaba su cuerpo llevándola a donde un Starbucks cercano a donde pudiera saciarse. Entró, pidió, recogió su pedido y se sentó a saborearlo mientras su hijo pateaba y festejaba desde dentro de su vientre haciendo que ella lo acariciara con suavidad.

- ¿Puedo?- le preguntó una voz masculina y familiar que sin que ella lo notara se había acercado y la miraba con unos suplicantes ojos color chocolate. 

No pudo contestar, las palabras habían abandonado su garganta por completo por lo que ella tomó esa mano que tantas veces antes había sostenido y la acercó a su retoño no nato compartiendo con él la dicha que ella sentía al poder acariciar a su hijo de aquella manera. Ninguno dijo nada por un momento, los minutos se habían petrificado de la nada. Sin pedir permiso él se sentó junto a ella y acarició su dilatado vientre hasta que la criaturita indefensa pareció tomar una siesta, fue entonces cuando ambos volvieron a mirarse.

- ¿Ya saben lo que es?- preguntó luego de aclararse la garganta, apartando su mano de ella con cierta renuencia- ¿Tiene nombre ya?- estaba haciendo más preguntas de las que merecía pero ella estaba de muy buen humor por su embarazo. 

- Josefina Sol..- contestó ella sin miramientos, con una sonrisa radiante en el rostro que la hacían ver todavía más joven de lo que ya parecía. Volvió a dar un sorbo a su bebida caliente, todavía no hacía frío pero ella se sentía especialmente friolenta esa tarde. 

Él se quedó en silencio por un momento y luego rió como si recordara un chiste.

- Tendría que haberlo supuesto..- dijo con una simpatía que ella ya conocía de tiempos anteriores. Ambos se miraron de nuevo y algo se quebró dentro de él, dejándolo desnudo ante ella como tanto tiempo atrás. 

Ella se estremeció como si de repente sintiera más frío, su hija seguía quieta dentro de su vientre protegida con su propio sistema de calefacción centralizada. 

- Tengo que irme a clases, fue bueno verte..- dijo ella acomodándose el cabello detrás de la oreja distraídamente a lo que él se percató de la alianza que ella llevaba. Si el vientre abultado no terminaba de hacerle entender que ella pertenecía a alguien más ese simple anillo le cayó como un balde de agua fría. 

Ella se puso su abrigo, tomó su cartera tiró el vaso vacío en el tacho más cercano y luego de despedirse de él salió de allí, de nuevo a la atestada ciudad. Volvieron a ser dos desconocidos en esa metrópoli inmensa. 

Él se quedó ahí sentado como una estatua, después de todos esos meses que no llegaban a sumar un año entendía todo lo que con dejarla ir había perdido. Luego de la separación se había dedicado a cosas que no valían la pena y ella tenía todo lo que ambos habían soñado, pero él no estaba en el paquete, él había dejado todo por nada y ahora que sabía que ella nunca más sería suya sentía un peso muerto en el estómago. Disparado por algún impulso insano él se puso de pie y la siguió desde lejos, paso tras paso hasta que la vio llegar  a donde la universidad, en la esquina la esperaba un hombre que se notaba bastante más grande que ella, unos diez años o poco más quizá. Ese hombre la abrazó a su cuerpo y la besó en los labios para luego poner una mano en su vientre. 

Ambos dos parecían en plena luna de miel, se notaba la adoración de los dos en los ojos. Él le corrió un poco el flequillo para dejarle un beso en su frente antes de pasarle un brazo por sobre los hombros y así subir juntos la corta escalinata perdiéndose entre los ingresantes al edificio. 

Él siguió ahí parado unos minutos más, imaginándose en el lugar de ese otro hombre, sabiendo que si hubiera podido ser él de no haber arruinado todo. Ahora ella tenía la vida que iba a ser para ambos y él no podía hacer nada, él había decidido perder por perder, y ahora finalmente había perdido. Sin nada más que hacer se retiró de allí y le permitió a ella lo que tanto merecía, ser feliz con la vida de ambos.

domingo, 5 de mayo de 2013

El poder de la indiferencia -

Si una persona nos decepciona es porque todavía esperábamos algo de el o ella. Todavía teníamos una esperanza de que las cosas fueran de otra manera, qué se la jugara. Siempre estamos esperando algo del otro, es inevitable. Que te cedan el asiento en el transporte público, que te alcancen eso que se te cayó, que te amen. Pero esperamos de más, esperamos demasiado quizás. Hay personas que no cambian, personas que no se la juegan, personas que no nos aman. Y nos lastiman, y nos rompen el corazón. Y a pesar de eso seguimos esperando algo de esas personas, somos masoquistas y pensamos que no está todo perdido, que de alguna manera mágica todo se va a arreglar. ¿Hasta donde es sano creer en el otro? ¿Hasta donde es justo creer en el otro? ¿Hasta donde merece el otro que creamos en él? Por lo general creemos en el otro hasta que nos duele como si nos estuvieran arrancando la piel a tiras. Dejamos que nos pisoteen el corazón y nuestras buenas intenciones como si tuviéramos otro de repuesto. Y no es justo, nadie merece tanto de nuestra parte. 

Yo soy de esas personas que no saben ser indiferentes, que entregan todo y que cuando me decepcionan me duele en lo más profundo, porque yo creía en lo bueno que esa persona tenía y que por alguna razón no me lo brinda. Admiro a la gente que cuando intentan lastimarlos son indiferentes y siguen adelante. Yo paso mucho tiempo lamiéndome las heridas y me retraigo, a veces creo que confiar está sobre valorado, que no es tan fácil como dice Hollywood. ¿Por qué me rechazas? ¿por qué sos indiferente conmigo? Y creo que no hay nada peor que eso, que esa persona te rechace o te falte, que se muestre indiferente hacia tu dolor, ¿no me amabas, acaso, o escuché mal? No, vos me dijiste que me amabas. ¿Por qué vos podes ser indiferente conmigo? la indiferencia es poder, vos podes hacer de cuenta que yo estoy muerta y yo no. La indiferencia es poder, el amor es servidumbre. El amante es esclavo de aquel que puede ignorarlo. Y el que es indiferente puede irse y volver cuando le plazca, porque nada lo ata, nada lo limita y el que ama siempre va a estar esperando. Ahora, ¿qué pasaría si el que ama se cansa, si el amante se cansa de ese juego enfermo y decide patear el tablero? ¿Donde los dejaría eso? Si los dos deciden ser indiferentes, ¿no se desperdiciaría todo lo que hicieron juntos? Creo que sí. Si ambos son indiferentes todo momento vivido se pierde, se decolora, son un camino que se separa. Se pierden para siempre. 

Pero, ¿es justo pedirle al amante que siga soportando? No, pero tampoco hay que pedírselo. El que ama aguanta por amor al otro, resiste contra viento y marea por esa persona que le hace sentir como ninguna otra. Siempre va a buscar otra alternativa, siempre va a volver a apostar por el otro, se la va a jugar. Con lo bueno y lo malo me gusta amarlo, me hace bien, me hace feliz, incluso cuando no lo merece o no vale la pena, amo amarlo. 


A veces me siento Claudio María Dominguez escribiendo, ew.

viernes, 25 de enero de 2013

Tengo ganas de mandarle un mensaje de texto que diga:

"¿Venís a dormir conmigo esta noche, pe? 
Te extraño muchísimo. 
Te amo, aunque seas un imbécil. 
Aunque sea una imbécil."

Sé que no va a responder, sé que no va a venir, sé que no lo voy a mandar. 

lunes, 21 de enero de 2013

Contrapunto -

Tú me gustas. 
No te amo. 
No quiero que te cases conmigo. 
No me vas a gustar para siempre. 
Simplemente me gustas. 
Así como me gusta ver el cielo. 
Podrías gustarme mucho tiempo. 
Podrías gustarme sólo hasta mañana.

Autor que desconozco. 

//

Todavía me gustas. 
Te amo, por supuesto. 
Claro que quiero que te cases conmigo.
Y seguramente me gustes para siempre. 
Simplemente me gustas.
Así como me gusta ver el cielo. 
Podrías gustarme toda la vida.
Aunque me gustaría que solo me gustes hasta mañana (para ya no seguir sufriendo)

Artt- 


Episodio I

La ruptura la había destrozado, claro que sí. Pero había sido para mejor para los dos, o al menos era ese el archivo que ella se había metido en la cabeza como para terminar con el duelo y seguir. Sus notas en la universidad se fueron para arriba, se postuló a una beca y se fue a estudiar a afuera una temporada larga. El regreso, un tiempo después, había sido mejor todavía. Buenos Aires la había recibido con un trabajo bien pago y dinámico. Las cosas no podían estar saliéndole mejor, pensó ella mientras caminaba por la ciudad, entaconada y vestida de oficina mientras iba saliendo del trabajo para encontrarse con esa nueva conquista de fin de semana que la había invitado a cenar. No era nada del otro mundo, no era nadie que le moviera el piso pero era una oportunidad que ella había decidido aprovechar. Y así iba cuando lo vio. 

En la vereda de enfrente, esa persona que tanto la había hecho llorar, que tanto la había hecho sufrir con su partida. A una calle de distancia y no la había visto ¿por qué? porque otra estaba entre sus brazos riéndose de no sabía que antes de besarlo. Se miraron, se encontraron otra vez y ella le dio la espalda. Sin siquiera pensar en lo que hacia empezó a andar, sintiendo como el sonido de sus tacones en la vereda le rompían el corazón, como él, otra vez. De repente todas las esperanzas se le volvieron a romper sin siquiera saber ella que las tenía, todas las noches en soledad le cayeron encima como un peso muerto. La ciudad se le volvió más fría e inmensa, ella no era más que una hormiga en la inmensidad. Se le rompió el corazón una vez más, otra vez era esa nena que lloraba sola en su cama cuando todos dormían y se preguntaba una y mil veces los por qué de todo eso. 

Ella no quería amarlo más, no quería que él siguiera teniendo ese poder sobre ella, quería enterrarlo una vez más, esa herida que había cicatrizado de repente sangraba una vez más y ella se ahogaba en esa sangre llena de sus recuerdos. El tiempo no había pasado, seguía siendo invierno, la distancia no había podido tampoco, el Atlántico había sido solo un charco. 

Eso era amor, de a uno, enfermo, incompleto, imperfecto, doloroso. Y no, eso no era amor, eso era ella, enferma, incompleta, imperfecta, herida. Todo eso cubierto bajo la fachada de buena alumna, mujer pragmática, empleada modelo. Ella era solo una relación más que fallaba. 

jueves, 17 de enero de 2013

El sol está en todas partes -

No se fue, nunca lo hizo. El sol no puede ser una persona por mucho que la ame, porque las personas siempre nos dejan, siempre se van, de alguna u otra manera lo hacen. Pero siempre se quedan también, y siguen viviendo incluso si no están. Nos dejan pero se quedan en las cosas, en los recuerdos, en las sensaciones, para que nunca las olvidemos, para que de alguna manera no los dejemos ir, porque no quieren irse. 

Nadie vive en invierno, porque incluso cuando pensamos que el sol se fue no es así, en realidad se trasladó, ahora está en otra cosa, en otra persona, pero lo tenemos que encontrar.  El sol es lo bueno en nosotros que ponemos en otras personas para pensar que no lo tenemos y que necesitamos encontrarlos. El sol está dentro de uno mismo, incompleto, esperando completarse. Son como esos dijes de amistad que están fragmentados. Si se entiende mejor, somos medio sol. La mitad que falta de verdad está en esa otra(s) persona(s) que amamos, se vayan o no. 

Ahora soy medio sol otra vez, pero sé donde tengo esos fragmentos que me faltan. Incluso los vicios pueden irse, pero el sol jamás se va, si los dejáramos irse nos extinguiríamos, nos moriríamos de pena y es algo que no podemos permitirnos, ni siquiera cuando perdemos ese sol nuestro.. 

Todos somos medio sol y tenemos que vivir con eso. 




Lo corto porque no siento estar siendo muy clara :/

domingo, 13 de enero de 2013

Y vivir el resto de nuestra vida, pero separados.

Then live the rest of our life, but not together. 

Había una vez una chica que encaraba su primer empleo fuera de la empresa familiar, había caído en un trabajo horrible, monótono y mal pago. Un trabajo que pensaba dejar incluso cuando era la mejor de su sector, un día en ese mismo trabajo ella conoció a un chico. El era muy diferente a ella, tanto en su historia de vida como en sus gustos pero eso no evitó que ambos dos se miraran y se gustaran. Antes de que pudieran darse cuenta y estaban juntos, compartían tiempo juntos, se escuchaban, se apoyaban y se retaban cuando era necesario. Se presentaron en sus familias, hicieron el amor, se enamoraron y empezaron a crecer juntos. Comenzaron a tener proyectos juntos, pretender una vida juntos, tener hijos, una casa. Los días se caían del calendario con una rapidez que a ellos no les importaba, estaban más allá del tiempo, eran infinitos. Él se enamoró de ella, pero ella no podía con eso, no podía contestarle de la misma manera. 

El tiempo seguía pasando, él la sostuvo mientras ella lloraba, fueron a pasar el día al Tigre, caminaron por la costanera. Ella lo retó cuando quiso dejar los estudios. Los dos caminaban de la mano, ambos consiguieron trabajo a la par de sus estudios. Llegó la primavera, ella se enamoró perdidamente de él. Su mundo había dejado de girar para centrarse en él. Ambos siguieron estudiando, ella dejó de trabajar. Los días se convirtieron en un año. Ella le organizó una cena de a dos para él. Hicieron el amor un montón de veces más. El la cuidaba de todos los males, incluso de su mal carácter. Ella a veces lloraba cuando se peleaban porque no le gustaba aquello. Los días seguían escurriéndose. Tenían momentos mejores y peores, las tensiones de sus vidas los agobiaban pero todo terminaba bien al estar juntos. Ella amaba hacerle cartitas y regalarle chocolatines, él se encargaba de hacer el almuerzo porque ella no era muy ducha en el tema. Escuchaban música juntos, miraban películas. Ella lo acompañaba cada vez que tenía que presentarse a bailar porque amaba verlo. 

Un día ella quedó embarazada. Treinta y cuatro días después, justo antes de contárselo a él lo perdió. Ella empezó a sentirse mal, como mujer, como madre, como la mujer de él. Las cosas se pusieron tensas de verdad, ella no podía acercarse a él y decirle como se sentía y mucho menos lo que había pasado. El se enojó por otras cosas y decidió terminar con ella, ella le contó lo que le pasó en un arranque de enojo. El se decepcionó de ella y se sintió traicionado. Ella intentó explicarle como se había sentido y como se sentía, él no quiso entenderla. Ellos se separaron de manera definitiva. El la acompañó un poco con el proceso médico de la pérdida y le dijo que hiciera su vida. 

Ella se enojó con él y también se decepcionó, ella empezó a llorar más seguido y a retomar viejos vicios. Ella no supo más de él, ni para bien ni para mal. Sus amigos le dijeron que no valía la perna esperar, que él no valía la pena. Ella sabe que no es así, que esto no le quita su valor a él, que está actuando mal pero que todos nos equivocamos, como ella en su momento. Ella se cansó de esperar la nada y comenzó a hacer su vida, con todo la tristeza que eso conllevaba. Un día él le dijo que la amaba, incluso después de un tiempo separados. Ella no quiere creerle porque sabe que incluso amándose no pueden estar juntos. Ambos retomaron el silencio. 

La vida que habían planeado juntos ahora tienen que vivirla, pero por separado.

sábado, 12 de enero de 2013

El amor se va, los amigos se van, el viejo vicio queda -

Es difícil mantener un personaje, más durante tanto tiempo, más tan difícil a uno mismo. El personaje es una careta segura que mantiene a todo el mundo conforme, a todo el mundo algo apartado. Artt es el personaje, la mujer fuerte, decidida y de carácter que no llora, que no tiene miedo de fracasar o de no agradar. Es casi egoísta con los demás, pero se tiene como prioridad y es feliz con ello, sabe como conseguir lo que quiere y tiene claro lo que necesita. No le cuesta ser feliz porque no teme serlo. Artt es admirable, es aguerrida, tiene una voz que se escucha y nunca se da por vencida. Es luz y pasión. Y cuando la careta se rompe detrás de ella estoy yo. Escondida, escudada. Soy la otra cara de Géminis, la que llora, la que no sabe como hacer las cosas. La que fracasa y está llena de miedo, la viciosa y herida, la que está llena de cicatrices. Soy la cara oscura de la luna, la que vive en servidumbre para los demás y que no es capaz de levantar la cabeza. La que está acomplejada, la que teme al rechazo y a la soledad. Soy la cara que se odia, la que no se soporta, la cara que no está conforme con nada de lo que hace. Al final del día soy sangre a solas y a oscuras. Vergüenza. Dolor. Miedo. 

Al final del día soy eso que el sol no quiere ver, eso a lo que el sol teme. Soy esa herida que sangra y late, que duele. Esa herida que me castiga por no haber podido aguantar, por no llegar a las expectativas, por no haber sabido como manejar las cosas. Me castigo porque nadie más va a hacerlo, porque nadie más parece interesado en hacerlo. Porque necesito sentir el rigor y ese dolor que se va apagando en la noche, que mancha las sábanas, que al día siguiente me hace sentir más vacía. Y eso es lo único que queda cuando el sol se va, cuando los amigos miran para otro lado, esa sensación de poder que da ese viejo amigo que regresa cuando no queda nadie. Poder sobre uno mismo, poder de lastimarse a uno mismo. Y es enfermo, pero no importa, ya nada importa porque encontraste paz, después de toda esa tormenta volvió por fin la paz que tanto necesitabas. Esa paz que sella con sangre nuevamente la careta del personaje. Esas cicatrices que te permiten volver a ser la persona que todos quieren que seas. De nuevo Artt. 

Y la ruleta rusa vuelve a girar y apuntar. 

martes, 8 de enero de 2013

Cuando el final feliz se rompe.

Es un ruido que no todos son capaces de escuchar y que por lo general se confunde con el de un vidrio grande que se rompe y se vuelve añicos pero no, no lo es. Ese ruido que uno escucha cuando se le rompen todas las esperanzas en la otra persona y se da cuenta de que terminaron definitivamente, no porque la otra persona no te hubiera dejado ya; sino porque ya no te quedan esperanzas de que el otro vuelva, ya no crees en ese 'más adelante' y queres tirar todo a la mierda. Pasan los minutos y vos seguís escuchando como ese 'y vivieron felices para siempre' se rompe, una y otra vez, se quiebra en tus oídos y no te deja ser. Al otro no le queda nada para vos y vos estás lleno de un montón de cosas para dar que te las vas a tener que meter en el culo, lisa y llanamente. Vos te decís, y te repetís hasta el cansancio que esto es una etapa, que si él no lo alimenta el amor muere tarde o temprano, que ya se te va a pasar y va a aparecer otra persona en tu vida que sea mejor y bla. Pero, ¿hasta donde crees en eso que decís? ¿hasta donde queres eso que decís? y te enojas, y te pones mal y le queres partir un matafuegos por la cabeza otra vez y lloras, y te decepcionas. Te decepcionas de él por irse y de vos por no haberle dado eso que lo hubiera echo quedarse para siempre a tu lado. Te preguntas una y mil veces qué falto, qué sobro , qué pudiste haber evitado. Maquinas y no paras de maquinar, alguna respuesta le tenes que encontrar a toda esa situación, al menos alguna que te deje lo suficientemente satisfecha como para salir adelante, pero no hay nada. 

El 'y vivieron felices por siempre' te sabe amargo, falso, inalcanzable. Te hace querer llorar, todavía más. Tenes ganas de putearlo y re putearlo, mandarlo al carajo y sin embargo no lo haces, los buenos recuerdos no te lo permiten. Entonces empezas con las típicas preguntas masoquistas que corresponden a la etapa enojada del estancamiento emocional del estilo, ¿para qué me enamoré de él? ¿por qué hizo todo esto si iba a dejarme? y así, y es peor, y deja más interrogantes, y el sabor es más amargo todavía, por supuesto. Para este entonces te sentís una idiota, eso de la intuición femenina te parece una mentira barata, porque de ser verdad vos tendrías que 'haberlo visto venir' y no fue así. Sentís que sos Woody siendo reemplazado por Buzz Lightyear. Tenes esa necesidad absurda de agarrar todos los pedacitos de tu final feliz y acomodarlos para remendarlos de alguna manera, arreglarlos para que vuelvan a encajar y el juego te permita una segunda vida y no, no la hay. Ahora tenes que buscarte otro video juego para poder seguir jugando incluso si no tenes ganas de eso ahora. En realidad sabes que no vas a frecuentar el asunto en un buen tiempo porque no queres volver a someterte a lo mismo, volver a pasar por todo eso para que al final quedes en el fondo de la caja de juguetes olvidado. 

Te repetís que es cuestión de tiempo para que te sientas mejor, que ya se te va a pasar, que vas a estar bien porque estás acostumbrada a arreglártelas sola y demás. El mismo discurso mentiroso que venís repitiendo desde hace más de un mes y no te lo tragas porque vos queres todo lo contrario, queres que él venga, que vuelva a vos, superar este bache en sus vidas y volver a estar juntos. Queres que entre los dos arreglen el 'y vivieron felices para siempre' pero la realidad es otra y no queres pensar siquiera en que él pueda volver porque eso es elevarte y mientras más alto vas más te va a doler el caerte (otra vez). Te toca ser racional y coherente, entender y poner el corazón en modo piloto y dejar al cerebro sacar todo el resto adelante. 

domingo, 6 de enero de 2013

La adicción al no saber -

De tantas cosas que perdí diría que sólo guardo lo que fue mágico tiempo que nació en Abril. Miradas tristes sobre mi se anidan y se hacen parte de mi ser y ahora siempre llueve por que estoy sin ti... 

Te pregunte lo que te pregunte no sabes, no tenes idea de nada. ¿Hace cuantos días que seguimos naufragando en este mar de no saber? Sé que parte de eso es mi culpa por permitírtelo, por dejarte entrar a que me pongas todo al revés y después dejarte ir sin obligarte a que me seas sincero por al menos una vez. ¿Hasta donde una persona no sabe y hasta donde no se quiere hacer cargo de eso que sabe? Es más fácil no saber, pasar por ignorante es una comodidad de este, nuestro siglo. Saber conlleva a una responsabilidad quizá demasiado pesada. Odio el vacío del no saber, esa laguna emocional que se te genera en el pecho cuando la otra persona 'no sabe' lo que siente por vos. Yo debería hacerme un favor y cortarte el rostro la próxima vez que intentes buscarme virtualmente en lugar de darme la cara y que nos veamos pero no lo hago ¿por qué? para bien o para mal yo sé porque hago lo que estoy haciendo, para mi el actuar sin saber no es una opción. Te lo permito porque soy débil, porque necesito de ese ratito en el que me buscas y hablamos, ese pedacito de normalidad que me da estar en verano cuando estás cerca en lugar de este invierno frío de tu ausencia. Me siento patética y enferma, pero no puedo evitarlo, temblar cuando te acercas, sentir los ojos llenos de lágrimas, enojarme porque te escudas tras una pantalla en lugar de hacerlo entre mis brazos. 

Estoy saliendo, 'haciendo mi vida', no me resulta necesario en algún punto. Diría, a riesgo de aumentar mis niveles de pateticidad, que me siento más cómoda abrazando un peluche que no dice nada de un tiempo que murió, poniéndome de pijama una alianza con un nombre que ya no existe, mirando fotos de personas que ya no conozco, que saliendo a conocer tipos que no me interesan, que intentan alcanzar mi atención en vano, porque no hago más que comparar; la manera de mirar, de pararse, de sonreír. Y nunca los ojos son tan profundos, siempre demasiado claros u oscuros, pero no chocolate. Siempre algo encorvados pero no erguidos y sonrisas falsas, auto suficientes que no me hacen temblar las piernas como una sonrisa dulce un poco torcida a la derecha. Siempre falta algo. Quisiera poder mandarte a la mierda, decirte que ya no te amo, que no me interesa si volves y que ni siquiera quiero que lo hagas. Que todo lo que vos me dejaste lo prendí fuego y que no hago más que hablar mierda de vos a quien se me cruce. Y todo eso sería una mentira. Estoy tan ciegamente aferrada a esa nada que dejaste que duele. Lo sé y en este mismo momento no quiero hacer otra cosa. 

Ahora te pregunto, ¿hasta donde no sabes si me amas o no? ¿hasta donde no me amas y no te dan las pelotas para decírmelo? ¿hasta donde me amas y por orgullo no te acercas a mi, a lo que eramos nosotros? ¿Qué hay debajo de ese enojo? Yo puedo asegurarte que muchas veces me enojo con todo esto, me enojo con vos y tu actitud pero también puedo decirte que debajo de todo ese enojo todavía te amo como cuando te fuiste y quizá un poco más tambien. Yo sé que no es fácil para vos todo esto tampoco, pero créeme que vos solo te lo estas haciendo difícil. Vos sabes donde está la respuesta de todo este problema, pero no queres venir a buscarla, no queres dar el brazo a torcer. ¿Hasta donde no me queres ver por enojo y hasta donde no me queres ver porque sabes que se pueden caer todas tus barreras? Decime si me equivoco, negame que ahora mismo te gustaría discutir un poco conmigo pero terminar de arreglar todo esto y volver a reírte de las cosas tontas que te hago, volver a despertarnos en nuestra cama, jugar a la play, hacer el amor, ir al cine, estar juntos...

Hasta creo que sería más fácil todo esto si me llamaras y me dijeras que no sentís más nada, que no queres volver a saber de mi nunca más. Y que si me decís eso ya no vuelvas, porque no voy a volver a recibirte si me mentís con eso. Si vos al menos supieras que no me amas el duelo sería más doloroso, pero más corto también. 

A veces tengo ganas de cagarme en Abril, de no esperar, de llamarte ahora mismo y decirte de vernos ya y si no queres verme tener la fuerza necesaria para mandarte al carajo y pasar página. No sabría decir si vas a volver en Abril, en Febrero o si no vas a volver jamás, en algún punto no quiero que me importe porque no quiero seguir atada a vos de esa manera, en algún punto quiero convencerme que yo tampoco quiero estar con vos en este momento, que lo mejor es estar separados, entonces me da mucho frío, me ataca de nuevo este invierno que dejaste que me dice que no todo esta perdido, que no todo termino, ese invierno que me da ganas de ponerme una bufanda y mandar todo a la mierda y seguir, con los pies enterrados en la nieve pero mantenerme en movimiento, no permitirte que sigas bajo mi piel, convencerme que por vos nada vale la pena, que no te mereces nada de todo esto. Más nieve, más de tu falta. Mientras más quiero convencerme de esto más grandes se evidencian los agujeros que dejaron en mi tu partida. Todos esos lugares donde tendría que tocar tu luz que ahora están congelados.

Vamos, mi sol, ¿hasta donde no sabes? ¿hasta donde no queres? ¿hasta donde vas a seguir con todo esto?. Dale pe, terminemos con este invierno que los días están lindos para salir a dar una vuelta.

miércoles, 2 de enero de 2013

Amar, dejar ir, resucitar.

Ya lo dije, ya lo dijeron un montón de veces antes, amar también es dejar ir. Sobre todo cuando te dicen 'Hace tu vida, chau' y vos te quedas masticando un 'Hijo de puta' pero no se lo decís, incluso cuando se lo merece porque sabes lo que le va a doler esas palabras de vos hacia él. Hoy decidí resucitar, si los demás no pueden entender que yo también soy humana y cometo errores, que yo también sufro y eso hace que tome malas decisiones, que necesito a veces romperme la cabeza contra la pared para entender las cosas, yo tengo que resucitar. No puedo confiar en Abril, porque sé que solo me traería más dolor y que es preferible dejarlo ser simplemente, los años se pasaron siempre rápido para mi y este no tiene por qué ser la excepción. Con todo el dolor del alma hoy deje algo atrás, creo que hoy lo dejé todo atrás. 

Voy a hacer mi vida, incluso si eso es avanzar sobre vidrio molido. Tengo un montón de certezas que me dejan tranquila, porque hice todo lo que pude, porque me equivoqué, porque entiendo ese error que cometí y estoy dispuesta a afrontar sus consecuencias, porque puedo ver más allá del rencor y el dolor. Incluso puedo ponerme en el lugar del otro cuando menos lo merece. Hasta podría volver a pasar por todo una vez más con tal de volver a hacer feliz al otro. Ya no creo en esperanzas, ni que Abril pueda traerme algo bueno, hasta pienso que Abril podría llegar a apagar esa llama que todavía arde dentro mío y que vela por alguien más. 

Me gustaría saber hasta donde quiere que haga mi vida, hasta donde quiere quedarse fuera y perderlo todo. Hasta donde es sano dejar que mande el orgullo y el rencor, ¿vale la pena perderlo todo por ello? Yo no me lo permitiría, no es mi naturaleza dejar de pelear, no es está en mi esencia perder sin luchar por algo. Si lucho por ese algo es porque sé que vale la pena, porque lo amo, con lo bueno y lo malo que soy. Que es mucho y que a su vez es muy poco. Es un viaje muy largo el que nos espera a todos y no siempre es una buena idea ceder el asiento, porque no se sabe hasta donde va a viajar el otro, quizá también tenga ganas de llegar hasta el final del recorrido y eso puede ser un problema, porque vos te vas a quedar parado el resto del viaje, incómodo, pero peor... solo. 

Hacer mi vida me va a llevar a buen puerto, ya amé, ya deje ir, ahora me toca resucitar y volver a encontrarme. Me va a llevar lágrimas, enojos, desilusiones pero al final, cuando llegue a destino voy a encontrar lo que busco. Una persona. Es todo lo que siempre quise en esta vida, una persona que me ame sinceramente, que entienda que soy mala pero que siempre entrego todo de mi sin esperar nada a cambio. Que soy celosa y sobre protectora pero que quiero hacer lo mejor por él. Soy de enojarme, soy de putear y re putear, quejona y perfeccionista. No me gusta sentirme sola, me hace muy mal, pero me hace peor no sentirme valorada o que lo que hago no le importa. Espero a esa persona, que pueda pelear contra viento y marea a mi lado, que entienda lo imperfecta que soy y lo bien intencionada que también soy. Que no quiero ser mala pero que no sé ser de otra manera muchas veces. Una persona que me ame y que no sea un príncipe, pero que si sea lo que yo necesito. 

Resucitar, con Abril a cuestas. Resucitar, habiendo dejado todo atrás.